El arte del bosquejo
Muchas veces nos han mencionado que antes de materializar una idea para un diseño tenemos que bosquejar o hacer un borrador de nuestra idea, pero ¿Cuántas veces lo aplicamos?, ¿Por qué es tan importante como nos lo dicen? 
En primera instancia veámoslo desde el punto de vista del tiempo, cuando tenemos una idea existe una gran probabilidad de que si no la anotamos rápido en un papel se nos borre de la mente, y que frustrante es experimentar esa sensación pues muchas veces esas ideas fugaces no vuelven. También como nos ahorra tiempo el planear, diagramar, separar elementos de manera abstracta en un papel sin importar que solo nosotros seamos quienes lo entiendan nos ayuda a visualizar aun más nuestras ideas e incluso si planificamos bien los elementos que queremos utilizar podremos disponer de cuanto tiempo nos tomará crear cada uno de ellos. 
Siguiente, tenemos un factor de creatividad al bosquejar y empezar a actuar al momento de diseñar abrimos una puerta creativa o lluvia de ideas que nos proporcionan nuevas y diferentes maneras de solucionar un problema o en el caso de nosotros diseñar algo por tanto mientras mas nos acostumbremos a bosquejar más chance hay de que generemos más de una idea y que de esta manera esto nos lleve al tercer punto.
Como tercer punto tenemos el factor realidad, si bien es bueno para nosotros diseñadores soñar, también tenemos que saber poner los pies sobre la tierra y ¿cómo al bosquejar ponemos los pies sobre la tierra? Se debe al hecho de que depende del tipo de ideas que nos surjan podremos optimizar la funcionalidad y el tiempo que nos tomará realizar cada cosa y de esta manera ser mucho mas eficientes a la hora de trabajar, crear y buscar recursos. 
Finalmente, al bosquejar no tenemos que dejar de lado la aplicación de motricidad que es muy importante sobre todo en el dibujo al lograr esa conexión mano-ojo y esa misma motricidad no solo es un beneficio físico sino también un beneficio mental y un gran ejercicio para desarrollar hábitos no solo de trabajo sino también de agilidad neuronal. 
En conclusión, el arte del bosquejo no solo se limita a trazar líneas sobre papel, sino que se convierte en un vehículo fundamental para plasmar nuestras ideas , estimular la creatividad, mantenernos arraigados a la realidad y fomentar un vínculo invaluable entre la mente y la mano. Al incorporar el bosquejo como una práctica habitual, no solo garantizamos una mejor comprensión de nuestras propias ideas, sino que también cultivamos habilidades que se extienden más allá del ámbito del diseño, fortaleciendo nuestra agilidad mental y estableciendo cimientos sólidos para un proceso creativo más eficiente y efectivo.


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