Después de cuatro años en la carrera, he aprendido algo crucial: la verdadera magia está en la experimentación. En desvincularse y romper con lo que conocemos, desaprender para volver a aprender desde otra perspectiva.
Los fundamentos del diseño actúan como una especie de biblia para nosotros los diseñadores, nos ofrecen reglas básicas que actúan como guías, pero siempre abiertas a la interpretación individual. Como si se tratara de mandamientos que se graban en nuestra memoria a fuerza de repetición constante. Sin embargo, surge la pregunta: ¿basta con seguirlos al pie de la letra?
En mi experiencia, memorizar los fundamentos no es la clave para un buen diseño. No basta con saberlos de memoria, hay que entenderlos, dominarlos, saber cuándo aplicarlos, cómo adaptarlos y cómo hacer diseños adecuados a cada contexto. Sin embargo surge una nueva pregunta, ¿es suficiente dominar estas reglas para destacar?
Dominar los fundamentos te convierte en un mejor diseñador, sí, pero lo que realmente te hace único es saber cuándo y cómo romper esas reglas. Crear algo que va más allá de lo establecido, desafiar lo aprendido y permitirte explorar en distintas técnicas, formas, conceptos, texturas, entre otros, es lo que te convierte en un diseñador original.
En un mundo donde la competencia en diseño gráfico crece constantemente, cada vez son más quienes eligen formarse en esta área. A esto se suma la cantidad de personas que se consideran diseñadores sin formación formal. Por eso, la clave para destacar en un entorno saturado de profesionales con habilidades similares es aprender a romper las reglas del diseño. Solo así es posible sobresalir en un panorama donde muchos comparten las mismas bases y características que tú.
Y perder el miedo a la prueba y error es el primer paso que recomiendo para crecer como diseñador, como artista y como ser humano.
-Darinka Bustamante
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