La cultura de los tatuajes ha cambiado con los años. El primer tatuaje se remonta a hace 5.000 años, encontrados en momias, y sus tatuajes tenían un objetivo médico, ya que se creía que prevenían enfermedades en su tiempo. El origen de los tatuajes se sitúa en el Antiguo Egipto, donde ya se les otorgaba un valor simbólico importante. Sin embargo, los tatuajes no fueron encontrados únicamente en Egipto, ya que en el año 1000 a.C. los japoneses también estaban involucrados en la cultura de los tatuajes. En Japón, esta cultura estaba enfocada en la delincuencia, donde los criminales presumían sus distintos logros. Por otro lado, en China, los tatuajes se utilizaban como decoración y estética. También se sabe que muchas tribus emplearon inicialmente el arte del tatuaje como una forma de expresión cultural y de reconocimiento. De estas prácticas surgió el estilo tribal en los tatuajes, que hasta el día de hoy se sigue utilizando. Viendo cómo los tatuajes han tenido distintos usos y significados a lo largo de los años, actualmente muchas personas se preguntan por qué llevar tatuajes, qué significan, qué quieren mostrar o si simplemente son una decoración en la piel. Así como entre culturas variaban los significados, actualmente varía entre persona y persona. Sin embargo, no deja de destacarse que hoy en día los tatuajes son una extensión del ser y una forma de expresión artística. Los tatuajes ya no se limitan a culturas específicas, sino que ahora son una forma de expresión individual. Los tatuajes, hoy en día, ya no son vistos como una forma de rebeldía, sino que han evolucionado hasta convertirse en una forma de expresión artística respetada, que refleja la identidad y cumple un papel significativo en el sentido de pertenencia, conectando a las personas con diversos grupos como artistas, comunidades y culturas. Hoy, los tatuajes son una extensión de uno mismo, representada en una pieza de arte sobre la piel.
Desde muy joven, soñaba con estudiar artes visuales. El arte siempre fue mi lenguaje más sincero, mi forma de conectar con el mundo. Pero por circunstancias de la vida, ese camino no se dio. En su lugar, llegué a una carrera que, en su momento, no entendía del todo: diseño gráfico. Al inicio me sentía confundido. Sabía que no era lo mismo que una carrera de bellas artes, pero tampoco tenía muy claro hasta qué punto se alejaba o se acercaba a lo que yo amaba (artes). Con el tiempo entendí que el diseño no es arte. El diseño es estrategia, comunicación visual, es resolver problemas, es investigar, es proyectar soluciones. Pero eso no significa que el arte y el diseño estén peleados. Más bien, descubrí que hay un punto donde se encuentran y se complementan de formas increíbles. Ese punto de encuentro, para mí, fue la ilustración. A través de la ilustración encontré una forma de canalizar mi necesidad expresiva y artística dentro de un marco de comunicación visual...
Comentarios
Publicar un comentario