MENOS ES MÁS.
El diseño gráfico se ha debatido durante años entre lo recargado y lo simple.
El diseñador industrial alemán Ludwig Mies van der Rohe popularizó la célebre frase “menos es más”, estableciendo desde principios del siglo XX que lo sencillo supera a lo complejo, y que el exceso de elementos resulta innecesario. Esta perspectiva, adoptada durante décadas por diseñadores, refleja la creencia de que la simplicidad no solo es más efectiva, sino que aporta claridad y funcionalidad.
A un siglo de haber integrado este concepto en la práctica del diseño, se observa cómo lo complejo y lo sencillo coexisten en la producción humana. Basta con mirar a tu alrededor para identificar elementos simples y complejos y preguntarte si los últimos mejorarían si fueran más simples.
El lema “menos es más” no solo transformó la estética de su época, sino que impulsó la obsolescencia programada y la renovación de objetos, reflejando la economía de consumo de productos industrializados. Sin embargo, el diseño ha evolucionado significativamente, y los diseñadores actuales ya no trabajan de manera intuitiva; cuentan con conocimiento empírico adquirido a través de numerosos proyectos. Hoy, antes de comenzar un nuevo proyecto, se establece junto al cliente un programa de necesidades específicas, que determina cuándo es apropiada la simplicidad y cuándo la complejidad, ajustándose a cada situación única.
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