Todo comienza a través de una mirada. Cada objeto, lugar, persona o ambiente, se encuentra rodeado de diferentes estímulos visuales. Cada cosa que vemos o miramos, por más insignificante que creamos que sea, en realidad tiene un peso en nuestra mente para que esta decida si nos sirve o no. Los diseñadores poseemos una habilidad desarrollada para encontrar inspiración en nuestro día a día y es la facilidad de mirar nuestro alrededor.
Personalmente, soy creyente de que los diseñadores somos personas observadoras. No solo vemos, sino que captamos, percibimos, analizamos y seleccionamos detalles. Además, no se trata de solo ver, sino de realmente mirar. ¿A qué me refiero al mencionar esto? Existe una diferencia entre la acción de ver y mirar. Ver, hace referencia a la capacidad de realizar esta acción, es decir; a tener abiertos los ojos. En cambio, mirar es realizar esta acción deliberadamente.
Al momento de mirar, los diseñadores gráficos observadores detectan eficazmente particularidades increíbles, como ser: paletas de colores formadas en la naturaleza, formas en garabatos, texturas en objetos, la iluminación de un espacio, etc. Y es exactamente mediante estos detalles que nos damos cuenta que el diseño gráfico está presente en nuestro cotidiano vivir.
Uno de los mejores consejos que me pudieron dar, es que constantemente me encuentre explorando nuevos lugares. Otorgándole el control completo a mis ojos y extrayendo lo que considero esencial para mí. Inspirarme de mi entorno y sacarle provecho a mi capacidad de realizar esta acción.
Finalmente, que cada salida que hagamos, sea una oportunidad para mirar algo nuevo, para prestar atención y sacar inspiración de lo que consumimos visualmente, e incluso sin la necesidad de salir, sino que también mientras nos encontramos en nuestros hogares podamos descubrir. Al final y al cabo, estamos repletos de diseño y todo puede convertirse en el comienzo o motivo de tu próxima pieza gráfica.
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