A lo largo de nuestra historia, el arte clásico ha dejado una marca en el mundo creativo, estructurando las bases de los principios visuales que se han mantenido en las múltiples disciplinas, incluido el diseño gráfico. La tecnología ha ido avanzando a lo largo del tiempo, los conceptos que surgieron en épocas como el Renacimiento, el Barroco y el Neoclasicismo, siguen siendo una base fundamental para los diseñadores hoy en día. Entonces podemos ir viendo como los principios clásicos se han adaptado al diseño actual, así mostrando su relevancia y que apesar de los años, siguen siendo parte esencial de la creatividad moderna.
Los fundamentos estéticos del arte clásico, como la proporción áurea y el equilibrio en la composición, no solo representaron un ideal de belleza en su época, sino que crearon una estructura visual. La proporción áurea, esta relación matemática usada por artistas como Da Vinci y Miguel Ángel, sigue aplicándose a logotipos y composiciones visuales. Marcas reconocidas como Apple han recurrido a esta fórmula para lograr una armonía visual que conecta con el espectador, casi de la misma manera que de las grandes obras de los artistas ya mencionados.
Otro aspecto importante que se puede destacar de la influencia clásica es la tipografía. Las antiguas inscripciones romanas, con sus formas claras y elegantes, han inspirado fuentes modernas como Trajan, que hoy en día es ampliamente usada en branding y diseño editorial. Esta tipografía lleva consigo una sensación de autoridad y permanencia que conecta con la herencia del pasado y añade peso al mensaje de cualquier marca. Así, los diseñadores están utilizando la tipografía clásica no sólo como una elección estilística, sino también como un puente que conecta lo contemporáneo con el legado histórico.
El color, por su parte, también es una herencia. En épocas pasadas, los colores tienen significados profundos y transmitían estados de ánimo, emociones y estatus. Hoy en día los diseñadores usan las distintas paletas para evocar sensaciones similares. Por ejemplo, los tonos profundos y sofisticados asociados con el Renacimiento son ideales para transmitir lujo y tradición en marcas que buscan proyectar una imagen de alta calidad. En este sentido, el color en el diseño gráfico se ha aprendido a usarlo por su valor estético, pero también se lo asocia al simbolismo emocional del pasado y así tratar de transmitir lo mismo.
Definitivamente, la relación entre el arte clásico y el diseño gráfico moderno nos muestra cómo los principios visuales universales pueden adaptarse a los cambios en las herramientas y el contexto. Por ende, el arte clásico no solo es un recuerdo del pasado, sino una fuente inagotable de inspiración, algo que siempre irá influyendo en las nuevas creaciones de arte para nuestra era digital.
Camila de la Zerda Bessé
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