El renombrado diseñador y artista italiano Bruno Munari dejó una frase clave que nos ayuda a comprender el verdadero papel de un diseñador: "Un diseñador es un planificador con senstido estético." Esta declaración resalta un punto fundamental: el diseño no se limita a crear algo visualmente agradable, sino que implica planificación, resolución de problemas y desarrollo de soluciones funcionales que también resulten atractivas.
La labor del diseñador va mucho más allá de la apariencia. Aunque a menudo asociamos el diseño con lo visual, la planificación es una etapa crucial en el proceso de diseño. El diseñador debe pensar en cómo abordar un problema o mejorar una experiencia de forma eficaz. Ya sea que esté diseñando un logotipo, una página web o un empaque, cada proyecto demanda decisiones estratégicas cuidadosamente consideradas.
Un diseño de calidad comienza con investigación y una comprensión clara de los objetivos. ¿Quién es el usuario final? ¿Qué mensaje se quiere transmitir? ¿Qué funcionalidad necesita el producto? Estas preguntas son parte del proceso de planificación que todo diseñador debe abordar antes de crear.
El sentido estético es lo que distingue a un diseñador de otros planificadores. No solo busca una solución funcional, sino que también se preocupa por la apariencia de esa solución. El diseño debe ser práctico, pero también visualmente cautivador. Esta combinación de funcionalidad y atractivo visual es lo que otorga poder al diseño.
Munari comprendía esto a la perfección. Para él, el diseño no solo resuelve problemas, sino que lo hace de manera agradable a la vista. Un diseño exitoso equilibra forma y función, donde cada decisión estética responde a una razón lógica. Para quienes están estudiando diseño, captar este equilibrio es esencial: en la práctica profesional, no basta con que algo se vea bien; debe cumplir un propósito específico. Un sitio web, por ejemplo, debe ser fácil de usar y permitir que el usuario encuentre lo que necesita de manera rápida y clara.
Sin embargo, esto no implica que la estética deba dejarse de lado. Al contrario, el desafío está en integrar lo estético con lo funcional. El diseñador debe lograr que lo útil también sea visualmente atractivo. La estética es lo que hace que un diseño sea memorable, conecte emocionalmente con su audiencia y se destaque.
Munari también nos invita a ver al diseñador como un solucionador de problemas. Cada proyecto presenta desafíos: ¿Cómo hacer este empaque más práctico? ¿Cómo lograr que un cartel se destaque en una calle llena de anuncios? El diseñador debe planificar, pensar en soluciones y ejecutarlas con un toque estético.
Para estudiantes de diseño, adoptar este enfoque en sus proyectos es fundamental. No basta con crear algo que se vea bien; es necesario considerar cómo mejorar la experiencia del usuario, resolver problemas de comunicación o incluso hacer un producto o servicio más accesible.
Un diseñador es mucho más que alguien que hace cosas bonitas. Como Munari señaló, es un planificador con sentido estético. Diseñar implica planificación, estrategia y resolución de problemas, pero siempre con atención a lo visual. Esto es un recordatorio para los estudiantes de que nuestras decisiones estéticas deben estar siempre guiadas por un propósito.
Cada diseño que realizamos es una respuesta visual a un problema, y nuestra responsabilidad es asegurarnos de que esa respuesta sea funcional y atractiva al mismo tiempo.
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