En el ámbito del diseño, hay una frase esencial que todo estudiante debería recordar: The less you explain, the better the design.Esta idea, aunque sencilla, es poderosa y nos lleva a reflexionar sobre el propósito central del diseño: comunicar de manera clara y efectiva sin recurrir a explicaciones extensas.
El objetivo principal del diseño visual es transmitir un mensaje de forma instantánea. Un diseño bien ejecutado debería ser comprensible con solo observarlo. Ya sea un logotipo, un afiche o una página web, el público no debería necesitar una explicación para entender su significado o cómo interactuar con él.
Un buen diseño es intuitivo, claro y funcional.Es como un buen chiste: si tienes que explicarlo, entonces probablemente no funcionó. Lo mismo ocurre en el diseño. Si al presentar un proyecto tienes que dar largas explicaciones para que los demás comprendan tu idea, quizás tu diseño no está comunicando de manera eficiente.
Uno de los principios fundamentales del diseño es la simplicidad. Esto no significa que el diseño tenga que ser aburrido o básico, sino que debe ser claro y enfocado. Cada elemento que incluimos en nuestro trabajo tiene que tener un propósito. El exceso de adornos o detalles innecesarios solo confunde al espectador y diluye el mensaje que queremos transmitir.
Piensa en los logotipos más icónicos: Apple, Nike, Adidas. Son simples, pero altamente efectivos. No necesitan acompañarse de largas explicaciones para que la gente entienda lo que representan. Un diseño limpio y sencillo es muchas veces más memorable y comprensible.
El diseño debe resolver problemas, no crearlos. Si un usuario tiene que esforzarse demasiado para entender lo que un diseño quiere decir, entonces ese diseño ha fallado. Como diseñadores, tenemos la tarea de simplificar el complejo, de hacer que la información sea accesible y comprensible.
Esto es especialmente relevante en un mundo donde la gente está expuesta a miles de imágenes y mensajes todos los días. No tenemos mucho tiempo para captar la atención del espectador, por lo que debemos asegurarnos de que nuestro diseño sea claro desde el primer vistazo.
Parte de ser un buen diseñador es saber cuándo detenerse. Muchas veces, en nuestra emoción por crear algo llamativo o innovador, caemos en la tentación de agregar demasiados elementos. Sin embargo, uno de los mayores desafíos es aprender a quitar lo innecesario. Diseñar es, en muchos casos, un proceso de edición, de eliminar lo que sobra para dejar solo lo esencial.
Cuanto más puedas decir con menos, mejor será tu diseño. Esto requiere práctica, pero con el tiempo aprenderás a identificar qué elementos realmente aportan valor y cuáles pueden eliminarse.
Para los estudiantes de diseño, la lección es clara: el buen diseño no necesita ser explicado. Si tu trabajo requiere una larga presentación para que se entienda, entonces es hora de volver a revisarlo. Recuerda que el objetivo del diseño es comunicar de manera clara y efectiva, y esto solo se logra cuando cada elemento está allí por una razón.
Menos es más. Mantén tu diseño simple, enfocado y claro, y verás cómo las explicaciones sobran.
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