LA FÓRMULA NO TAN SECRETA
La siguiente fórmula no es mía, la leí en un libro y la resalté. Me gustó mucho y me gustaría compartirla con ustedes también, ahora entenderán porqué. “Haz un buen trabajo y compártelo”, esta fórmula aplica a todo en la vida, sin embargo, el libro está enfocado a los artistas. Explica que los artistas no son magos, por lo tanto, no hay castigo si revelan sus trucos.
El consejo de hacer un buen trabajo y compartirlo no está centrado en presumir o restregar tu trabajo sobre otros. Aunque si lo quieren ver desde ese punto de vista (sin la parte de humillar a otros), tampoco tiene nada de malo que estén orgullosos de sus trabajos. ¡Presúmanlos! no necesitan ser obras de artes para que los compartan con el mundo, su esfuerzo es igual de válido. Pero, volviendo al tema, el capítulo del libro explica que cuando logremos encontrar una forma eficiente de trabajar, o hayamos encontrado un página web que contenía herramientas digitales excelentes, o cuando hayamos descubierto un tip valioso: lo compartamos con otros. Tus conocimientos le pueden servir a otros. Puede que ayudes a alguien a acortar el camino, puede que lo enriquezcas de manera creativa, que lo inspires. También puede que esa persona ya conozca ese “truco” y te comparta otro. Puede que se lo comentes y no lo recuerde y no lo aplique.
La lección es que seamos generosos, desprendidos, que sepamos compartir, ayudar a los demás. Nuestros conocimientos no tienen porqué ser secretos. Mucha gente tiene el miedo de que le van a “robar sus ideas”, de que lo van a plagiar. Pero en realidad nunca se podrá copiar el trabajo que otro haga; cada persona le da un toque diferente a sus obras, nunca habrá dos trabajos idénticos. Cada obra tiene la esencia de su autor. Los trazos irreplicables de cada mano y la visión de cada mente.
Por último, me gustaría adjuntar una anécdota. En la época que leí este libro (“Roba como un artista”) estaba realizando mi primera pasantía en una imprenta de mi ciudad. Mis jefes eran una pareja que manejaban sólos su empresa; la fundaron juntos hace 20 años, cuando recién habían egresado de la universidad. Cuando les pedí si podía hacer mi pasantía ahí se emocionaron, ellos no estaban buscando pasantes pero aún así aceptaron. Cada día que iba era como una clase, me explicaban con paciencia la teoría detrás de cada máquina y de cada proceso. Realmente yo no hacía trabajos para ellos, aprendía de ellos. Uno de los consejos que me repetían bastante era precisamente el de este libro, que comparta mis conocimientos con otros; que al terminar mi pasantía le cuente a mis compañeros de clase lo que aprendí en mi pasantía. Así que este consejo que leí en el libro, cobró vida con ellos, pude ver en personas reales la generosidad y el desprendimiento. Eran profesionales con más de 20 años de experiencia contándome cómo iniciaron, qué aprendieron, qué errores tuvieron y cómo en la actualidad se manejaban para sacar adelante su empresa. Una experiencia de la que sin duda estoy agradecida.
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