De todas las cosas que aprendí en diseño, compararme fue una de las más útiles.
Todos lo hacemos (aunque no lo digamos mucho)
En diseño gráfico, ver el trabajo de los demás es parte del día a día.
Desde exposiciones en clase hasta lo que se publica en redes, siempre estamos rodeados de referencias, ideas y proyectos ajenos. Por eso, compararse es algo inevitable. Nos pasa a todos. A veces de forma leve, a veces un poco más fuerte.
Y aunque muchas veces nos dicen:
“No te compares con los demás”,
la verdad es que esa frase me empezó a sonar vacía.
Porque sí, está bien en teoría… pero no me ayudaba a gestionar lo que sentía cuando veía algo que me gustaba más que lo mío.
Una conversación que me hizo verlo diferente
Hace poco, en una materia de la universidad, nos tocó armar una guía para estudiantes nuevos. Entre mis ideas puse esa frase típica y común: “No te compares”. Pero cuando se la mostré a la docente, me preguntó algo que me hizo pensar:
“¿Por qué no? ¿Qué tiene de malo compararse?”
Y ahí mi mentalidad cambió completamente.
Capaz el problema no era compararse, sino cómo lo estaba haciendo.
Compararse no es malo si lo usás bien
Me di cuenta de que compararse puede servirte, si lo tomás con cabeza fría.
No para sentirte menos, sino para detectar qué te gusta, qué te falta o qué te gustaría probar.
A veces, ver algo que te llama la atención te impulsa a salir de la zona de confort y buscar mejorar, aprender otra técnica o animarte a algo nuevo.
No se trata de competir, sino de crecer.
Y eso cambia toda la perspectiva.
Una frase que me acompaña (y que ahora entiendo mejor)
Mi mamá siempre me decía:
“Si vas a hacer algo, siempre hazlo con la mentalidad de ser la mejor.”
Durante mucho tiempo no sabía si eso me presionaba o me motivaba.
Hoy lo entiendo mejor: no se trata de ser mejor que otros, sino de dar lo mejor de ti misma, sin dejar de mirar a tu alrededor con curiosidad.
No escribí esto solo para compartir una idea.
Lo escribí porque ese cambio de perspectiva me sacó de un bucle en el que no me había dado cuenta que estaba atrapada.
Y si a ti también te pasó, o te está pasando, o te puede pasar en un futuro…
Quiero que te quedes con esto:
Comparate, pero no te pierdas.
Admira, pero no te olvides de admirarte también.
Y sobre todo: no dejes de crecer y tener ganas de comerte el mundo.
Porque lo que hoy te inspira, mañana puede inspirar a alguien más.
Por: Celeste Salazar
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