Al pensar en diseño gráfico centrado en niños, lo común es pensar en una paleta de colores vibrantes, personajes carismáticos con grandes sonrisas y tipografías redondas. Pero diseñar para niños es un proceso mucho más complejo. Requiere de compromiso por entender cómo ellos aprenden, perciben y se relacionan con las formas visuales estando aún en pleno proceso de desarrollo cognitivo.
Al ser niños interpretan de forma diferente, por ejemplo un adulto puede identificar con facilidad una señal visual pero para un niño puede ser confuso. Por este motivo, diseñar de manera eficaz para públicos infantiles no solo implica captar su atención con los elementos típicos ya mencionados si no también tomar en cuenta su capacidad de comprensión .Esto conlleva a que pensemos en jerarquías claras, iconos que sean representativos para ellos, entre otros elementos clave.
Además hay una cuestión ética que se nos presenta: El diseño tiene la capacidad de influir en gran medida como los niños entienden al mundo. Tomando en cuenta que el diseño no es neutral, al dirigirse a públicos infantiles sus efectos son especialmente sensibles porque están dirigidos a mentes que aún están en pleno desarrollo.
Esto nos otorga una responsabilidad realmente enorme a los diseñadores ya que todos los elementos que utilicemos repercutirán y moldearán los ideales y la mente de los infantes.
Es por eso que debemos diseñar con cuidado, contando con una atención plena a los detalles ya que todo comunica, no es suficiente con que luzca divertido o simplemente llame la atención. Debe ser útil, educativo y claro con el mensaje que se busca transmitir, abriéndole las puertas a explorar distintas perspectivas del mundo fomentando su imaginación y pensamiento crítico.
Verdaderamente cada elemento es una oportunidad para enseñar algo ( más que colores y formas) por lo que no solo estamos diseñando para una audiencia más, si no que estamos contribuyendo directamente a la formación de futuros ciudadanos.
Por: Fabiola Vallejos
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