Todos sabemos que una frase que se repite incansablemente en cualquier ámbito que involucre un sistema visual es “menos es más”, afirmación que siempre ha contribuido a elevar el valor de los diseños visuales, el minimalismo se ha convertido en un estándar indiscutible, en este caso gracias al éxito de marcas como Apple. Todos queremos interfaces limpias, con mucho espacio en blanco y tipografías elegantes, pero aquí hay un problema: lo que funciona para una marca de tecnología premium no necesariamente sirve para una app bancaria, sistema de salud o webs de diseño. El minimalismo extremo puede comprometer la usabilidad, especialmente cuando los usuarios necesitan claridad y acciones obvias, o afectar la retención visual del usuario.
Los diseños planos y minimalistas suelen ser menos usables para personas mayores o menos familiarizadas con la tecnología, el problema principal es la falta de señales visuales claras, caso que se reprodujo recientemente con Google Maps, donde los criticaron por querer parecerse a Apple, la cuál tal como dijo su ex diseñadora, Elizabeth Laraki:
“Se siente más frío, menos preciso y menos humano [...] lo que es más importante, perdieron una oportunidad clave para simplificar y escalar.”
Más allá de esto, los diseños minimalistas muchas veces ofrecen botones que no parecen botones, enlaces que no se distinguen del texto normal y jerarquías visuales difusas; y en contextos donde los errores tienen consecuencias graves como transferir dinero o tomar medicamentos, esta ambigüedad puede ser peligrosa.
Regresando al ejemplo de las aplicaciones bancarias, mientras Apple puede permitirse un diseño ultra minimalista porque su prioridad es la estética de marca, un banco necesita que cada acción sea inmediatamente comprensible e intuitiva, los botones con colores de alto contraste, textos explicativos y flujos claros son esenciales; por ejemplo, BNB usa verdes brillantes para acciones principales y morados intensos para advertencias, rompiendo con el minimalismo puro pero ganando en funcionalidad al generar mayor jerarquía visual.
Aún así, esto no significa en absoluto que debamos abandonar el minimalismo por completo, la reflexión aquí es saber cuándo hacerlo, adaptándolo según los productos y audiencias, ya que por el contrario, apps de meditación o portafolios creativos el enfoque limpio funciona perfectamente. El diseño no es arte, es comunicación funcional, como dijo Jared Spool, experto en UX: "Un buen diseño se vuelve invisible, pero un mal diseño es imposible de ignorar".
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