En el alborotado mundo del diseño gráfico donde contamos con plazos de tiempo definidos y la creatividad es un recurso indispensable, se vuelve obligatorio contar con un flujo de trabajo eficiente.
Ya que el proceso creativo es muy parecido a un viaje, donde no tienes un camino claro, y corres el riesgo de perderte, o quizás incluso repetir los mismos caminos una y otra vez, comprometiendo tu tiempo y esfuerzo en todo este proceso, es por eso que el flujo de trabajo es como nuestro mapa imaginario que nos enseña todos los detalles, desde la idea inicial hasta la entrega final, permitiéndonos avanzar con precisión y lograr nuestros objetivos a tiempo.
La eficiencia como herramienta de los creativos inteligentes.
Tener un flujo de trabajo bien estructurado nos ofrece algunos beneficios que tienen la capacidad de transformar nuestro día a día como diseñadores:
Tu tiempo es valioso: Al optimizar cada paso te liberas de tareas redundantes y tienes más horas para dedicarle a proyectos personales o conseguir nuevos clientes.
Basta de errores de último minuto: Contar con un proceso bien estructurado reduce considerablemente las posibilidades de olvidar detalles o cometer errores que comprometan nuestro tiempo al momento de corregirlas.
Calidad consistente: Un flujo de trabajo firme asegura que cada trabajo tenga los mismos niveles de calidad, generando así satisfacción en nuestros clientes.
Si bien la eficiencia no se consigue de un día para el otro, un buen punto de partida es evaluar nuestro flujo actual, puedes realizar pequeñas mejoras y poco a poco construirás un flujo que te permitirá trabajar de forma inteligente.

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