¿Qué pasó con el architect to designer pipeline?
(o los arquitectos que quieren ser diseñadores)
Puede que mencione mucho arquitectura en mis blogs, pero es porque aprendí mucho estando ahí. Más que usar SketchUp y otras cosas, me dio un entendimiento mucho más circular de lo que significa el diseño. Y me refiero al diseño como palabra general que abarca todas las áreas: diseño gráfico, diseño industrial, diseño arquitectónico, diseño de moda, etcétera y etcétera. Pero algo que me sigue impactando es el architect to graphic designer pipeline.
Esa es una expresión que se usa para describir el flujo inevitable o natural de algo hacia otra cosa. En este caso, mi blog trata de cómo, históricamente, grandes arquitectos eventualmente terminaban por ser divinamente llamados por el diseño gráfico (como si fuera un camino inevitable). Este tema me sorprendió por primera vez cuando pasé Historia del Diseño Gráfico con Luchito (mi profe de la materia, súper capo y muy apasionado por estos temas). Todos conocemos y hemos oído hablar de la Bauhaus y sus fundadores mil y un veces —con motivo, obviamente—, pero yo no sabía que ellos fueron los arquitectos revolucionarios que no pudieron evitar unificar un “arte total”. Esto porque, estando en arquitectura, nunca llegué a tomar la materia de Historia de la Arquitectura, así que no sabía esto (oops). Pero me llamó mucho la atención, e incluso diría que me sentí identificada. Yo fui otra más que cayó en el architect to designer pipeline.
Son muchísimos los nombres que pasaron por este pipeline, pero mencionaré algunos: Walter Gropius, Meyer, Mies van der Rohe, Moholy-Nagy, Behrens, etcétera, etcétera, etcétera.
Todas estas grandes mentes, referentes de la arquitectura, iluminados, cayeron en el pipeline. Y con motivo, obviamente. La verdad es que el desarrollo de un arquitecto es muy, pero muy, pero MUY pleno. Desde los primeros semestres vemos temas de composición, espacio, forma, abstracción, etc. Desarrollamos muy bien la inteligencia espacial y todo eso. Por eso, cuando me cambié, había muchas cosas que yo ya había visto a mucho, pero mucho detalle en arquitectura, como los tipos de composiciones con formas y más.
Pero todo esto me levantó la pregunta: ¿qué es lo que sucede? ¿Por qué todos estos grandes arquitectos terminan siendo llamados por el diseño? ¿Sigue vigente el pipeline? ¿Siguen habiendo arquitectos que caen?
La relación entre arquitectura y diseño gráfico no es un accidente: está tejida desde la raíz del diseño moderno. La Bauhaus fue la que propuso que la separación entre “construir espacios” y “comunicar visualmente” no existe, y no tendría porqué existir. Ahí, los grandes arquitectos eran también diseñadores gráficos, tipógrafos, etcétera: maestros de composición visual. Para ellos, todo era parte de una misma visión: hacer que el diseño mejore la vida desde lo funcional, lo sensible y lo simbólico.
Walter Gropius, Moholy-Nagy o Hannes Meyer no distinguían entre proyectar un edificio, una silla, una revista o una tipografía. Eran parte de una generación que creía en el diseño total: que todo, absolutamente todo, comunica.
Entonces, no es que esos arquitectos “terminaran cayendo en el diseño gráfico”. Es que el diseño gráfico era parte de su lenguaje arquitectónico, una herramienta para pensar la forma, la función y la estética en todos los niveles.
Y respondiendo la otra pregunta: ¿sigue vigente el pipeline?
Sí. Totalmente.
Pero no como lo propusieron los maestros.
Hoy en día, sí siguen habiendo arquitectos que se dejan tentar por el diseño gráfico, pero ya no como parte de una idea íntegra como en la Bauhaus. Ya no es el arte total, sino por otros motivos más contemporáneos, como:
El diseño es un refugio creativo.
El diseño y la arquitectura comparten fundamentos (fundamentales, valga la redundancia).
Uno debe ser versátil y completo como profesional en el campo laboral actual.
El diseño también implica desarrollo y construcción, pero un poco más intangible.
Mmm… entonces, yo inicié este blog creyendo que, lamentablemente, se había extinguido el arquitecto-diseñador. Y resulta que no. Solo que tal vez ya no es tan circular como solía serlo. Entonces podemos decir que, actualmente, el pipeline no es “una caída”, sino más como una migración consciente, o —a menor escala— una probadita curiosa.
Hoy en día, incluso hay estudios de arquitectura que hacen identidad visual (como Snøhetta), y diseñadores gráficos que piensan en términos espaciales, editoriales o instalativos. La frontera se diluye. El pipeline sigue vivo, solo que ahora es más fluido y menos jerárquico.
Así que tal vez mi historia personal no es una anomalía. En realidad, formé parte de una corriente silenciosa y potente de personas que se dieron cuenta de que el diseño puede adoptar otras formas… pero sigue siendo el mismo impulso creativo: crear sentido y propósito, construir belleza, proyectar ideas.
¡Todo es diseño!
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