Ir al contenido principal

Diseño con alma ajena


Me ha pasado más de una vez, estoy diseñando algo que me emociona, algo que siento realmente mío. Una paleta que funciona, una composición interesante, un trazo que aparece sin forzarlo. Lo miro y pienso que esto tiene algo especial. Hasta que, por costumbre o curiosidad, entro a Pinterest. Y ahí está, no igual, pero casi. Otra persona, en otro país, con otro proyecto, ya lo había hecho. Y entonces llega esa sensación incómoda, como si algo que creí único ya no lo fuera, como si lo mío ya no me perteneciera.

Pero con el tiempo he empezado a pensar diferente. ¿De verdad creemos que vamos a inventarlo todo desde cero? Con todo lo que ya se ha diseñado, con todo lo que hemos visto y consumido, es posible siquiera separar por completo nuestras ideas de lo que nos rodea? Cada vez creo más que no. Y que tampoco está mal.


Diseñamos con todo lo que llevamos dentro. Con lo que hemos vivido, pero también con lo que hemos visto, lo que nos inspiró, lo que se nos quedó grabado aunque no lo notamos. Diseñar con “alma ajena” no es copiar, es reconocer que no creamos en el vacío. Que estamos en diálogo constante con otros, incluso sin saberlo.


Sí, existe la copia deliberada, el plagio sin crédito. Y claro que eso tiene consecuencias. Pero también existe esa otra zona más difusa, más cotidiana, donde dos personas llegan a soluciones similares sin conocerse. Y ahí, más que condenar, tal vez deberíamos maravillarnos: qué increíble que alguien más haya sentido algo parecido. Qué bonito pensar que no estamos tan solos en lo que imaginamos.


La ética del diseño no debería basarse solo en ser “el primero”, sino en ser honesto con la intención, respetuoso con los otros y consciente del lugar desde el que creamos. Porque incluso si una forma se parece, el gesto que la originó puede ser distinto. Incluso si otro llegó antes, eso no borra lo que sentimos al llegar nosotros.


Al final, diseñar es construir con lo propio, pero también con lo compartido. Y eso no le quita valor. Le da más historia, le da peso.


Comentarios

Entradas populares de este blog

No estudié arte, pero terminé haciendo arte con propósito

  Desde muy joven, soñaba con estudiar artes visuales. El arte siempre fue mi lenguaje más sincero, mi forma de conectar con el mundo. Pero por circunstancias de la vida, ese camino no se dio. En su lugar, llegué a una carrera que, en su momento, no entendía del todo: diseño gráfico. Al inicio me sentía confundido. Sabía que no era lo mismo que una carrera de bellas artes, pero tampoco tenía muy claro hasta qué punto se alejaba o se acercaba a lo que yo amaba (artes).   Con el tiempo entendí que el diseño no es arte. El  diseño es estrategia, comunicación visual, es resolver problemas, es investigar, es proyectar soluciones. Pero eso no significa que el arte y el diseño estén peleados. Más bien, descubrí que hay un punto donde se encuentran y se complementan de formas increíbles. Ese punto de encuentro, para mí, fue la ilustración.   A través de la ilustración encontré una forma de canalizar mi necesidad expresiva y artística dentro de un marco de comunicación visual...

Redes sociales para creativos y su marca personal

  En estos últimos cinco años he aprendido que las redes sociales pueden ser una de las herramientas más poderosas para los creativos. No solo como una vitrina de exposición de lo que hacemos, sino como un espacio donde construimos una marca personal, generamos comunidad, y eventualmente, monetizamos nuestras habilidades. No es magia: es estrategia, autenticidad y consistencia.   Siempre digo que las redes sociales son como un mar abierto para los creativos. Si sabes navegar bien, con una buena dirección y entendiendo a quién quieres llegar, puedes posicionarte, vender tus productos o servicios, e incluso vivir de tu creatividad. Lo he dicho en talleres y charlas, y lo repito ahora: es una gran oportunidad para quienes entienden que crear contenido no es solo publicar,  sino comunicar con intención.   Una estrategia de contenido adecuada puede ayudarte a monetizar tus habilidades, y lo mejor es que puedes hacerlo siendo tú mismo. Porque en redes, como en la vida,...

Burnout estético – El diseño como una carga emocional.

  Ser diseñadores implica mirar el mundo con otros ojos.  Aprendemos a ver patrones donde nadie los ve, a identificar errores tipográficos en carteles del supermercado, y a pensar en composición hasta en una foto casual.  Ser diseñador no es solo una carrera:  es una forma de estar en el mundo y existir con él.   Pero esa sensibilidad visual, que es lo que nos da identidad, también puede convertirse en una jaula. En un entorno donde todo comunica, el diseñador se vuelve un filtro visual permanente para el resto de la sociedad. Nunca descansamos. Nunca dejamos de mirar. Nunca dejamos de pensar en cómo se hicieron las cosas y en las infinitas posibilidades que no existen para resolver el mismo problema.  Esta hipervigilancia estética es una doble espada: por un lado, nos mantiene alertas y creativos; por el otro, nos desgasta. Y mucho.   El burnout estético es esa sensación de estar saturado no solo de trabajo, sino de estímulo visual. Es el a...